"Para navegar el Río Paraguay cruzando los pantanales de los Xarayes hay que contratar indios guatos, los únicos capaces de no perderse en el laberinto de sus canales. En los días más críticos de la temporada de lluvias no hay barco que baje el río, ni con indios guatos como guías. El Paraguay desaparece bajo sus propias aguas, que se extienden por la selva y el chaco, decenas de miles de kilómetros cuadrados, en el encuentro de tres países: Bolivia, Brasil y Paraguay,

 

     Las inundaciones comienzan en febrero, alcanzan su máximo en junio y terminan en agosto. En esta época todo es engañoso. Los bancos de arena se mueven y las islas flotantes fagocitan cualquier cosa que flote en este mar estacional de agua dulce, cuyo nivel se eleva hasta cinco metros por encima del rio.

 

     Pero en cuanto se calman las lluvias torrenciales y el rio esta más o menos identificable, los pilotos fluviales lo navegan porque conocen sus cauces, como un ciego su casa, dice el práctico fluvial paraguayo, Araujo. “La navegación del rio se basa en el conocimiento total de los fondos. De tanto ir y venir conocemos arbusto por arbusto, las barrancas de las islas, los cambios en el canal de navegación. En las crecientes sabemos, sin verlo, donde está la costa inundada y en las bajantes, donde se forman bancadas de arena”.

 

 

                                                                                                                         Extracto del texto escrito por Rafael Herrera.

                                                                                                                                                        Revista Gente y Viajes

Fotografias © Miguel BERGASAcreado en Bluekea